Partiendo de una carrera artística como pintor durante 30 años, expuesto en numerosas galerías y con una tradición familiar y personal en el mundo de la alta costura, Gerard Solà decidió centrar su atención en el primer objeto de coleccionismo que le fue regalado a los 5 años, un Teddy Bear.
Gerard es un artista que le gusta trabajar con la tradición y elegancia que cada pieza requiere, por eso sus Teddies parten de patrones del siglo XIX y ha estudiado detenidamente la confección de este tipo de coleccionables.
El artista se ve a sí mismo como el padre de los todos sus Teddy Bears. Los crea, les da un alma, una personalidad y cada pieza lleva un trozo de su corazón. Dicen que la fuente de su afinada sensibilidad viene dada por una forma completamente distinta de escuchar a su entorno.